Manuel y Joaquim

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Somos Manuel y Joaquim, nacidos en la comarca del Maestrat, una región en la costa mediterránea conocida por sus olivos milenarios. Estos árboles no solo han dado forma al paisaje, sino también a nuestras vidas y a la historia de nuestras familias. La abuela Carmen tenía sus olivos en una "partida" de tierra llamada El Poaig, y desde pequeño, Joaquim aprendió a valorar esos árboles y a entender el respeto profundo por la tierra que ella le transmitió. No fue difícil elegir el nombre de nuestro proyecto: EL POAIG no solo honra el lugar donde estaban los olivos de Carmen, sino también su legado y todo lo que nos enseñó.

En 2007, Joaquim y Manuel, amigos desde la infancia, presenciamos algo que jamás hubiéramos imaginado: muchos de los olivos milenarios del Maestrat estaban siendo arrancados para decorar rotondas y châteaux en el sur de Francia. Ver cómo esos tesoros de la naturaleza eran tratados como simples adornos fue devastador. Sabíamos que teníamos que hacer algo.

Manuel ya era un consumado maestro almazarero y Joaquim se dedicaba a otras cosas, pero nos unimos en la lucha, junto con la gente del Maestrat, quienes también comprendían que estos árboles no solo eran parte de nuestro paisaje, sino auténticos tesoros que merecían ser preservados y puestos en valor. Gracias a ese esfuerzo colectivo, logramos que se aprobara una ley de protección de árboles monumentales. Esa ley no solo salvó a muchos de esos olivos, sino que también sentó un precedente para proteger el patrimonio natural de nuestra tierra.

Para nosotros, esta lucha no fue solo por los árboles; fue por el legado de nuestras familias, por la tradición y por la tierra que nos ha dado tanto. Fue esa lucha, junto a nuestra amistad de toda la vida, lo que nos unió en un proyecto de vida: EL POAIG. Queríamos que nuestro aceite de oliva virgen extra no solo fuese uno de los mejores del mundo, sino que también reflejara nuestra historia y nuestro compromiso con la tierra.

Detrás de los aceites EL POAIG hay cientos de horas de conversaciones alrededor de una mesa, de cuentos e historias de las tierras del Maestrat, de una manera de vivir y de pensar la tierra. Al fin y al cabo, fue pensado para estar en una mesa. Y es alrededor de una mesa, bajo un olivo, donde pasamos largas horas, arreglando el mundo a nuestra manera, la manera mediterránea.

Hoy, EL POAIG es más que un aceite. Es nuestra manera de honrar la herencia de que recibimos, de compartir nuestras tradiciones y de invitarte a ser parte de esta historia. Porque EL POAIG no es solo el nombre de un terruño; es un símbolo de resistencia, de familia, de amistad, de amor y de la lucha por preservar los olivos milenarios y un homenaje a la gente del Maestrat, que como la abuela Carmen, hicieron posible que este legado natural haya llegado hasta nuestros días.

Porqué amamos los olivos